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¿Empresas Tractoras? O ¿Empresas Extractoras?

Cuando escuchamos el término “Empresas Tractoras” todos tenemos en mente una idea de a qué tipo de empresa nos referimos. Aún, cuando no nos veamos capaces de dar una definición precisa y unívoca, sí sabríamos responder si una empresa en concreto puede ser considerada como tractora o no y, por lo menos intuitivamente, podríamos señalar unas cuantas.

No existe una definición única de “Empresa Tractora”. Hay muchas definiciones, aunque todas ellas resaltan un concepto sustancial común. Así, podríamos acordar que una “Empresa Tractora” es aquella que cumple todos o, por lo menos, la mayor parte de las siguientes características:

Tamaño. El tamaño, al menos en relación con el de las empresas de las que tracciona. La “Empresa Tractora” es de mayor tamaño que las empresas de las que tracciona. Este es el factor que mejor las define. Su tamaño les da un impacto económico y una ventaja competitiva en términos de economías de escala y de poder de mercado relativamente considerable.

Dotación de recursos y capacidades. Acumulan una masa crítica de recursos, activos y capacidades. De entre ellas sobresale, o debería sobresalir, la capacidad de innovación, experiencia en la gestión de proyectos de I+D+i y capacidad de absorción de tecnologías e innovaciones externas.

Conocimiento e información. La empresa tractora posee (o tiene la capacidad de aunar para sí) conocimiento e información sobre mercados, costes y tecnologías.

Reputación y presencia internacional.  Aunque no siempre que hablemos de “Empresa Tractora” estará presente este aspecto de internacionalidad, sí es conveniente que una verdadera “Empresa Tractora” cuente con este valor.

Liderazgo. Por su tamaño, algunas empresas tractoras son líderes en sus sectores por ventas o cuota de mercado, pero lo verdaderamente importante es su capacidad para desempeñar una función de liderazgo en la industria. Sí bien, sería conveniente que contarán con las cualidades más subjetivas del concepto de liderazgo, en la mayoría de los casos el liderazgo se refiere exclusivamente a ir en cabeza.

Por tanto, una “Empresa Tractora” es aquella empresa que por su importancia (por no limitarnos a su tamaño) e impacto en el tejido económico de una zona en concreto, actúa de dinamizadora de la actividad económica, del empleo, de la innovación, en definitiva, del desarrollo de esa zona.

Como hemos apuntado, una “Empresa Tractora”, desde el punto de vista romántico, si se me permite, es una empresa que lidera, en el más amplio sentido del término, el desarrollo económico, tecnológico, innovador etc. de una zona concreta. Por ello, estas empresas gozan de apoyo público y suelen ser objeto de grandes subvenciones y parabienes por parte de la Administración.

En todo caso, desde mi experiencia profesional, como asesor y consultor empresarial, mi opinión, sintiéndolo mucho, no es tan romántica, ni positiva.

Bajo mi experiencia, estas empresas por su tamaño y, si queremos llamarlo así, liderazgo, actúan, en no pocas ocasiones, más como Empresas Extractoras de recursos de las PYMEs y micropymes que tienen la mala fortuna de cruzarse en su camino.

Sin ánimo de entrar a acusar a ninguna empresa en particular, ni a ninguna administración pública en concreto, veo continuamente en las webs de grandes programas de apoyo y subvenciones públicas como colaboradoras, o como se dice ahora partners, muchas “Empresas Tractoras” que yo califico como Extractoras.

Pero ¿Por qué las denomino “Empresas Extractoras”? Muy sencillo, porque, su política comercial contra (digo contra y no frente conscientemente) sus proveedores, y en ocasiones incluso contra sus clientes, implica una sistemática extracción de recursos, hasta el punto de llevarlos a situaciones económicas verdaderamente complicadas, empujándoles, en no pocas casos, incluso al cierre.

Estas, mal llamadas “Empresas Tractoras”, presionan de muchas formas, más o menos sutiles o grotescas, a sus proveedores, si bien aquí sólo voy a referirme a dos formas; los plazos de pago y los precios.

No querría seguir, sin señalar que las PYMES y micropymes proveedoras son, por supuesto, también culpables de su situación económica. La falta de una profesionalización en su gestión empresarial es sin duda la principal causa de su situación, si bien, no podemos olvidar que por su pequeño tamaño no gozan de los recursos y conocimientos que la gran “Empresa Tractora” sí tiene.

Las “Empresas Tractoras” incumplen sistemáticamente los plazos legales de pago. El plazo máximo de pago hoy está establecido en 60 días, pero vemos como estas empresas lo incumplen sin complejos y sin consecuencias, para ellas se entiende. Pueden llagar a alargar los plazos de pago hasta los 120 – 150 días sin rubor.

En las PYMEs y Micropymes una demora tal en sus cobros puede situarles en una situación financiera sumamente complicada. No sería la primera vez que un cliente no puede pagar a sus proveedores o empleados por falta de liquidez aun gozando de una cuenta de resultados saneada.

Los precios; Las “Empresas Tractoras” presionan fuertemente los precios de sus proveedores. Ansían conocer y supervisar la forma de cálculo de sus costes y márgenes. Intentan monitorizar a sus proveedores, controlarles hasta el más mínimo detalle de su actividad, no dejándoles margen de actuación. Esto, puede llegar a representar una suerte de acoso comercial-económico, sobre todo cuando sus compras al proveedor representan un porcentaje importante de la facturación de éste. Esta actitud prepotente, en las antípodas de lo que pudiéramos entender como una situación de liderazgo, conlleva, en no pocos casos, la extinción de la micropyme o, cuando menos, su esclavitud empresarial.

Estas situaciones de jibarización empresarial conllevan que la empresa proveedora no obtenga beneficios y que no pueda pagar unos sueldos mínimos. Impiden que sus trabajadores sean retribuidos en condiciones similares a los de la “Empresa Tractora”. Estas prácticas, en el fondo, suponen una forma de externalizar, no tanto producción o actividad económica, sino conflictividad laboral, de contratar costes y salarios precarios. Yo la denomino la externalización de los marrones. Lo que no puedo hacer dentro, por costes elevados, sobre todo, costes salariales, lo externalizo en condiciones de precariedad empresarial y laboral.

Cuando estas Empresas Extractoras presentan resultados importantes, orgullo de sus gestores, socios, políticos y periodistas no puedo menos que pensar qué parte de esos resultados son propios y qué parte, permítaseme la expresión, son robados… extraídos de sus proveedores, tanto de sus beneficios, como de los sueldos de sus trabajadores…

No quisiera, en cualquier caso, dejar la impresión de que soy contrario a las “Empresas Tractoras”, para nada. Considero que tenemos pocas, que deberíamos tener más, muchas más, no sólo en cantidad, sino en tamaño y sobre todo en calidad. No obstante, sí quisiera dejar sentado que echo de menos unas “Empresas Tractoras” que sean verdaderamente líderes. Líderes en el sentido más amplio del término, que sean más “Empresas Tractoras” y menos “Empresas Extractoras”…Y ya que estamos con la carta a los reyes magos, que nuestros políticos no sólo se acuerden de nuestras PYMES y Micropymes cuando hay que extraer algo… más proactividad, por favor, que todos vamos en el mismo barco.



By: Javier Peribáñez | Publicado 01-10-2023 | Consultoría

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